Acerca de mí

Hola, soy Ángel Monroy. Un chico de barrio, nacido en una ciudad pequeña de la periferia, Badajoz. Tuve la suerte de nacer en el seno de una familia humilde, de padres trabajadores y hermanos pequeños (soy el mayor de cuatro), que hicieron que me criara sin ningún exceso pero sin ninguna carencia.

Otro regalo con que me obsequiaron los dioses fue el nacer, crecer y desarrollarme en Extremadura. Tengo la bellota latiendo incandescente bajo mi piel, y como he pasado mucho tiempo fuera de ella, mi extremeñismo se ha radicalizado. Creo que hay una deuda histórica con mi tierra que en algún momento habrá que pagar, aunque no hablo sólo de dinero, que también.

He fundado varias empresas a lo largo de mi vida, en las que he aprendido, sido feliz, he llorado y no siempre de alegría, he creado empleo, he debido dinero a los bancos (y les debo), he creado empleo y pagado impuestos (también los he aplazado), pero lo mejor de todo es con quienes he podido compartir todo eso. A todas ellas, a todos ellos, gracias.

Ni de raza, ni de caza, ni en serie, pero sí en serio, ni gurú (ni de fresa ni de limón), me considero un emprendedor a secas.

He desarrollado, en paralelo a mi vida de empresario, algunas actividades alternativas: he sido presidente de las Asociaciones de Jóvenes Empresarios de Extremadura (AJE Extremadura), primero y, después, de la de Madrid (AJE Madrid), vicepresidente de la Patronal madrileña (CEIM) y miembro del Comité Ejecutivo de la Patronal de la Provincia de Badajoz (COEBA), además de numerosos cargos en otras organizaciones y entidades.

Ahora soy padre de Hugo, por encima de todo. Para él renace este blog personal, que aparqué hace unos años (cuando él vino a iluminar este mundo), y con el que no pretendo ni enseñar ni mostrar nada, pues nada soy, sólo quiero contarle a mi hijo lo que hice, lo que sentí, lo que pensé, para que tenga material vivo de su padre cuando él lo quiera.

Y, cómo no, compartir experiencias por si a alguien le puede servir de algún tipo de ayuda.

En fin, una vida moderadamente arrebatadora, vivida pasionalmente en cada latido, con un poco de todo y un mucho de trozitos de esencias, que hacen la extraña mezcolanza que soy.